Miami Beach, alla donde llegan los italianos a comprar lofts para sus veranos y no les importa pagar 9 meses de renta extras por tenerlos vacíos, allá al sur de la Florida donde dicen que es la capital del sol, donde las imágenes del mar y las palmeras nos regresan a las épocas de James “Sonny” Crockett y Ricardo “Rico” Tubbs en la serie Corrupción Miami o Miami Vice. Dista una gran diferencia de ese Miami decadente al exótico y maravilloso Miami de hoy, el distrito de South Beach es más que playa, decoración art deco, exóticos y lujosos Ferraris y Roll´s. El aire es más liviano, y a pocas cuadras de Lincoln Road, una vitrina del vestuario y caminata de homosexuales que se sienten locales, ni siquiera cuadras sino tan solo metros, en la 14 y Meridian la hermosa calle del Flamingo Park es el estudio y centro de poesía de Pablito Pástor, un maravilloso personaje que conocí en el año 1979 y del que me honro saber “ser su hermano de diferente padre y diferente madre” pero su hermano al fin.
Su llegada a la Florida recuerdo fue en el año del mundial de Italia, sí en el 90, unos dos o tres meses antes porque recuerdo lo vimos juntos, cantamos el gol de Claudio Paul Caniggia el mismo que eliminó a Brasil. Su visita sería por unos días o semanas, a manera de broma decía que jamás volvería al tercer mundo, pero él tenía ira, allá en el sur no pudo cantar, el destino le entretuvo en otras cosas y buscó dibujar el paisaje perfecto donde solo hay espacio para uno, para él.
Con su fino humor se hizo amigo del entorno, trabajó siempre en algo que debía ser tan divertido con él mismo, así convencía a turistas y locales de dar una vuelta a la bahía y conocer de lejos las casas de los famosos, nunca sabremos si eran de verdad sus casas pero sin duda que el dinero que pagaron los turistas valió la pena porque pasaron un gran momento lleno de risas escuchando sus ocurrencias.
A comienzos de 1993, emprendía yo mi viaje de retorno, fui a despedirme de Pablo, claro él ya había decidido que no serían unas semanas como dijo a su llegada en el 90, ya estaba clavado en el caluroso cemento de la absorbente Miami. No tenía encargos, ni mensajes para nadie, solo una cosa, y a manera de amenaza. “si te preguntan por mi solo responde que no me has visto”.
Han pasado muchos años, pero en él, el tiempo se quedó estático, es más lento y es como si el día le da más horas para disfrutarlas y vivirlas a plenitud, entre la poesía, su música y su nueva pasión el futbol americano. Pablo me hace pensar que la felicidad es un tema de locos, que hay que estar loco para ser feliz, y ¡sí! Pablito tu locura refresca y relaja, no solo eso, también contagia, la risa es el mejor remedio del alma, y sentarme a su lado una o dos horas en cada viaje o pasada por Miami han sido una maravillosa terapia. Charly García decía que “la mediocridad para algunos es normal, la locura es poder ver más allá” y pues sí, que ese cuadro que lo pintaste a tu medida sin duda es el más hermoso de todos los que he visto, han sido años de ver viajes, deudas, éxitos, fracasos, divorcios, estrés y facebook, y claro, Pablo escogiste la mejor ubicación, afuera del ring. Brillante tú.
Para él un gran mérito, el de haber creado música y ser el director, productor, y realizador de cada nota y sonido de sus canciones, el desafío, llevar eso a una producción que pueda compartir con el mundo, o con su mundo tan celoso y tan particular. Un seductor de la vida y un galán de película antigua, fino y talentoso para cortejar, hincha del Quito y de los Dolphins, un hombre con alma de niño, un rostro y aspecto temerario para encerrar la más dulce y noble de las almas.
Hace 21 años que salió de su casa, llevó el equipaje básico, algo liviano que le permita nadar a tierra firme en caso de naufragio, son 21 años de ausencia para muchos, pero 21 años de gran presencia para otros.
Nos ha cantado en privado y nos ha compartido su filosofía, la de la pasión, la magia y la bondad y nos ha dado su tiempo para unas fotos de su alma en Barranco, un privilegio único.
No creo que lo veamos por estas tierras, quien sabe, pero seguro lo verán por South Beach, si lo ven les ruego enviarle mis más altos sentimientos de amistad y estima.