Por: Santiago Michelena Foto: Gabriel González
El Teatro Drag es una expresión artística de transformación. Registros o antecedentes existen en todas las culturas del mundo. En Quito Daniel Moreno es uno de los referentes de este género y el Teatro Dionisios el espacio donde actores y actrices liberan seres que desconocen.
La sala estaba completa, y los espectadores acomodados en sillas y bancos. La obra Divas estaba por comenzar, ya había sonado el tercer campanazo y las luces se habían apagado lentamente. En tanto, la máquina de humo empezó a realizar su trabajo programado, los telones rojos se abrieron y ahí estaba uno de los actores, limpiaba con un plumero la carpa de su circo.
Mientras tarareaba, giró despacio sobre su pie izquierdo hasta quedar frente a frente con el público. Un detalle llamaba la atención. El maquillaje de su rostro se dividía en dos, el lado izquierdo de su cara estaba adornado como el de una mujer y el derecho como el de un hombre.
Baldomero-baldorín Baldomero-bailarín interpretaba un monólogo cuando de pronto Félix ingresó a la obra, por un costado del escenario mezclándose con el sorprendido público. Las manos, la espalda y la garganta delataban la condición masculina de Félix, pero su andar y forma de gesticular eran de una mujer hecha y derecha.
“El Teatro Drag es una expresión artística donde el actor o actriz explora su lado opuesto. El hombre personifica a la mujer y la mujer interpreta al hombre. Es una transformación absoluta”, explica el director y actor de Teatro Drag, Daniel Moreno, antes de que empiece Divas.
Este género teatral tiene generaciones de generaciones de historia. Existen antecedentes en la dinastía china, donde muchos personajes hombres actuaban en roles femeninos. En Grecia, los varones utilizaban máscaras de mujeres para interpretar el lado femenino. Finalmente y el más cercano registro es en Europa, en 1920, cuando el Drag se establece como una temática transformista que a la vez parodia a las monarquías y el entorno social europeo.
Félix era un personaje impactante. Tenía rasgos físicos masculinos, cejas pobladas, poses femeninas y un vestuario estruendoso. Falda y brazier amarillos, pestañas largas como las de un camello, su rostro pintado de blanco, los labios rojos, sombras de ojos fucsia y plataformas celestes de 10 centímetros.
El maquillaje que usa un actor de Teatro Drag tiene características de diversas culturas del mundo. Según indica Daniel, “la forma de labios de corazón y lunar en la mejilla es de estilo francés, la sombra de los ojos es totalmente asiática y las cejas y parte superior del párpado es hindú”. Sin embargo, el maquillaje siempre dependerá del tipo de obra y género, que puede ser Drag Queen, Drag King, Drag Animal, Drag Fashion y Drag Monster.
Daniel tiene el cabello largo y ha escrito alrededor de 40 obras de Teatro Drag. Con Manuel Acosta, su pareja, llevan 13 años de relación y 12 de administrar y trabajar en el Teatro Dionisios. De hecho son los fundadores y pioneros de la movida Drag en Quito. “Para ver este tipo de teatro hay que tener la mente amplia y el corazón amable.Aquí tratamos de transmitir al público una nueva experiencia emotiva y sensorial donde la sexualidad no tiene nada que ver. Al punto que el 80 por ciento de nuestros clientes son heterosexuales”, revela Manuel. Dionisios fue el dios del vino y patrono de las artes escénicas en la antigua Grecia. Dionisios antes de ser un espacio teatral, era un edificio de tres departamentos de vivienda que fue modificado por Manuel y Daniel. Y la decoración, luces, trajes, maquillaje y vestuario también pasaron por sus manos.
“La primera obra que se escribió en este teatro fue por una corona, que es una obra educativa donde diferenciamos entre el show travesti y el Drag Queen. El travesti se viste como mujer por placer”, aclara Daniel. Los primeros shows en este espacio fueron revistas musicales con un show por semana, ahora tienen dos.
Otra característica del Teatro Drag y particularidad del Dionisios es que se rompe con la cuarta pared escénica, la que simbólicamente separa a los actores del público. “En este género hay mucha interacción con los espectadores. El personaje tiene que improvisar mucho, de ahí que el Teatro Drag tiene raíces de mimo, clown, humor negro (bufón), canto, entre otros”, detalla Daniel.
Este género a Daniel le ha permitido descubrir una parte de sí, pues: “El Drag es un transformista que refleja un drama humano, un personaje andrógeno que no tiene sexualidad y acepta a los seres”. Y también explotar su creatividad: “todos los arreglos, vitrales, vestuarios, peinados y maquillajes son creación de Daniel”, reconoce su pareja y añade: “Todos los materiales son reciclados ya que aquí son muy caros. Un lindo traje como los que confecciona puede llegar a costar 1000 dólares”.
Los 13 años de trayectoria y la perseverancia con la que ha trabajado Daniel han convertido al Teatro Drag en tema de estudio, ya que en el país no hay directores y el único referente es él.
Divas ha terminado. Drama, comedia, musicales y exageraciones han caracterizado a esta obra. Los espectadores se han levantado de sus sillas y entre los primerizos hay miradas cómplices. Una vez más, sin cuarta pared de por medio, los actores han sorprendido al público al saludarlos uno a uno. El maquillaje, el vestuario, el contraste de la masculinidad ha hecho de estos personajes unos transformistas impactantes.