Por: Carla Pérez, Fotos: Gabriel González
Hace doce años, cuando la sociedad curuchupa todavía se intimidaba por cualquier cosa, surgió una banda sin tapujos. Una enfermedad venérea cobró fuerza en el nombre del grupo: Chancro Duro.
La Sede Social de El Calzado fue su primer escenario cuando la movida del rock en la ciudad era de apenas 300 seguidores. La típica casita barrial de calles enlodadas y el lote de tierra eran los mejores lugares para tocar.
Es así como se dieron a conocer en la escena underground del Ecuador, caracterizándose por decir las cosas crudamente, pelo de vagina y ano apestoso, son algunas de ellas.
Hablar de ellos es referirnos a morbo jocoso. En su segundo disco Chancro Enduro, las canciones se complementaron con uno que otro chiste, a pedido del público.
Su trayectoria es larga y sus experiencias también: tocaron en Pasto en 1997 -literalmente fueron, tocaron y volvieron-; sin embargo, esta corta aventura se denominó “Gira por Colombia”. Y como esta muchas más…
Pero algunas situaciones adversas hicieron que Chancro Duro entre en una etapa de rehabilitación.
Nuevos brotes de Chancro Duro
Tras 10 años de sanación, Chancro Duro tuvo un rebrote, esta vez llegó infestado de fuerza. La ciudad se contagiaba de este virus metal.
Tocaron en el Quitofest 2010, este fue un desafío para ellos mismos, cuando muchos afirmaban que este era un evento que les quedaba grande. Entonces sin pelos en la lengua, los Chancro cantaron.
Fue así como su relanzamiento en El Aguijón erosionó en los aficionados, siendo todo un éxito.
Después, el concierto en El Ángel, donde nuevamente el patio de una escuelita vieja los acogió, tocaron con unos amplificadores pequeños y dos cajas lluchas.
Mario: te imaginas, empezó a llover y se llevaron la batería, no teníamos nada, entonces dijimos bueno, vamos a cantar.
Jimmy: no nos ahuevamos y cantamos a ca-pela, pero fue bacanzaso. Esta banda es así, no nos hacemos los ricos.
Mario: mientras los cantantes se rodean de la élite del rock, nosotros chupamos con el público, nos dicen “oye puedo tomarme una foto con vos” y nosotros acolitamos.
Diego: seguimos siendo los mismos de an-tes… Hasta con la misma ropa. (risas)
Lenin: siempre retaqueando, siempre haciendo lo mismo.
Jimmy: hay cosas que nunca cambian… tal vez se llame así nuestro próximo disco. Siempre habrá los típicos borrachos que quieren entrar gratis al concierto, siempre habrá el organizador que organice mal el concierto y siempre habrá estrellitas del rock que quieran hacerse los ricos.
Mario: cacha, el Lenin en el Quitofest sale pegando los carteles, osea el vocalista, “la estrella”. (risas)
Lenin: eso es parte del camello, las chau-chas, como dicen.
Diego: eso es lo bacán, somos gente común, haciendo cosas comunes…
Ya desligándose un poco de la conversación nos regalaron un pequeño concierto en el estudio, donde se reúnen los jueves y domingos a ensayar. Se trata de un lugar acústico tapizado con paneles de esponja para que el sonido no rebote.
Esperan contar con dos discos más y realizar una gira por Perú y Colombia.
Chancro Duro va de largo y seguirá infestando cada mente con su música
Solo los instrumentos ocupan la mayor parte del espacio, pero eso es lo de menos; los ves ahí, desinhibidos y frescos.
La mirada de Lenin es denunciante y contestataria. Su voz también se transforma, es gruesa y con matices dándole esa fuerza para gritar en los coros.
Sus letras son una crítica social, joden con ellas y componen de acuerdo a diversas situaciones, “la gente me mira y nadie me levanta” es parte de su canción alcohol y coma.
Sus canciones han sido catalogadas de ácidas y censurables. Pero lo cierto es que son una banda que dice las cosas tan crudas como suceden en la vida. La gente aclama temas como el Violar y violar… Ya más fuerte que eso no han de tocar. “Esta es música sin ritmo que te viene a decir lo que pasa, la esencia está en hacer una crítica directa” concluye Mario, alias El Guaguazo.