extremo – Revista barranco https://revistabarranco.com Revista sobre la cultura gráfica y artistica en Ecuador Sun, 19 Apr 2020 15:34:22 +0000 es-MX hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://revistabarranco.com/wp-content/uploads/2020/04/cropped-Captura-de-Pantalla-2020-04-19-a-las-15.13.34-32x32.png extremo – Revista barranco https://revistabarranco.com 32 32 Musofobia, Malditos Rosales!!! https://revistabarranco.com/two-long-weeks-i-wandered/ Mon, 08 Apr 2019 09:31:00 +0000 http://dannci.wpmasters.org/magazines/ables/?p=5395 Por: La Doctora Demente

Siempre me costó relacionarme con otros niños, desde pequeña tenía miedo y era tímida. Mi madre persistentemente estaba a mi lado, mi padre falleció cuando era una bebé, mi hermano mayor era mi salvador -especialmente en la escuela- yo le decía: “mi ángel de la guarda”. La cosa es que siempre había alguien para ayudarme, protegerme o resolver cualquier problema que tuviese, pero claro está: no podían estar conmigo todo el tiempo.

Un día, mi hermano enfermó y no fue a la escuela, había unos niños que me miraban mal y se burlaban de mí en clases, pues éramos compañeros. Siempre te encuentras con alguien que te pone el ojo, como que olieran a quien pueden hacer daño.

Esa vez en la hora de recreo me quedé en la clase, porque casi no tenía amigas, entraron esos niños y comenzaron a burlarse de mí, se reían, me empujaban, hasta que de pronto un niño puso sobre mi escritorio una rata, sentí morirme, todo mi cuerpo se erizó, de repente ya no escuchaba a los niños reír, solo sentía que esa cosa me miraba; era grande, ocupaba todo el espacio del escritorio o así parecía, era negra repugnante y de un olor desagradable.

Al rato desperté en la enfermería en espera de mi madre; no recuerdo lo que sucedió después de haber visto a ese animal, pero ella le contaba a mi hermano que yo había gritado muy fuerte, que me quedé paralizada, “fría” no respondía ni escuchaba nada y de pronto me desmayé… El médico le dijo que sufrí un shock emocional.

Permanecí dos semanas sin ir a la escuela, estaba en terapia, el psicólogo confirmó que se trataba de una fobia animal. Regresé a clases casi obligada, todos me veían raro, terminé siendo la niña extraña de la escuela.

Con el paso del tiempo fui superando mi inseguridad, pero no el temor a las ratas, parecía que aumentaba, solo el pensar o imaginármelas me ponía mal, terminando así varias veces en el psicólogo, mi madre estaba cansada de que protagonizara a cada momento estos sucesos y dejó de llevarme. Pasaron como tres años, con altos y bajos, con momentos emocionales difíciles, con problemas en el colegio por las numerosas faltas. Sin embargo, logré terminar el tercer curso; después ya no quise ir más a clases, porque el hecho de salir de mi casa me ponía mal, sentía que las ratas estaban en todas partes o me las podía encontrar por donde iba. Comencé a volverme loca… arreglaba la casa, limpiaba bien sin dejar ningún rastro de comida -evitando así la aparición de moscas y por ende roedores- ya ni siquiera quería salir… mi casa era mi mejor escondite.

No dejaba de pensar en esos animales. Fuera de mi casa había unos rosales, estaban un poco descuidados, casi no había rosas solo ramas y espinas, comencé a tenerles pánico; pasar por allí era un verdadero suplicio: me costaba hacerlo, en el fondo sabía que algo malo anidaba ahí, cuando lo hacía llegaba al punto de salir tapada toda la cabeza, sin ver nada. ¡Malditos rosales!

Esta situación se volvió un tormento -otra vez- para mi madre, ella se dio cuenta que me estaba pasando algo más grave, que mis encierros, miedos exagerados y mi idea permanente de que alguien o algo estaba por ahí realmente me estaba haciendo daño. Esta vez tomó la decisión de llevarme esta vez al psiquiatra.

Retomé la terapia, comenzaron a medicarme, en realidad parecía que estaba mejorando; sin embargo, transcurrió un mes y tuve una recaída, no quería salir para ir a esa clínica, pero lo superé.

Un día mi madre me pidió que la acompañara a retirar a mi hermano del terminal, esta vez no insistió mucho yo tampoco me negué. Al salir de casa dudé un poco, pretendí taparme la cabeza pero no lo hice y salí; di unos pasos, respiré profundamente como si sospecharan que estaba afuera, de repente vi una rata y me paralicé… Quise regresarme, taparme la cabeza, realmente

no sabía qué hacer, empecé a sudar, sentía que me ahogaba, de pronto salió otra y otra, quise gritar, sentí que pisé la cola de una de ellas y… Ahora estoy en un psiquiátrico. Tengo momentos de lucidez, trato de recordar que más pasó después de aquello, pero no lo consigo, mi hermano siempre viene a verme, le he preguntado por mi madre ¿por qué no viene a visitarme?, ¿dónde está?… ¿qué había pasado aquel día?, ¿por qué llegué hasta aquí? solo siento que se pone triste, como enfadado me mira con ojos de culpa y se va sin decir nada… Continúo encerrada… y solo sé que esos animales están afuera esperando por mí para hacerme daño…

LA MUSOFOBIA

Se define como un persistente, anormal e injustificado miedo a los ratones. También se conoce como muridofobia, murofobia o surifobia.

Quienes padecen esta condición, experimentan terror y repulsión ante animales como las ratas y los ratones, aunque en algunos casos el miedo se extiende a toda clase de roedores (topos, hamsters, conejillos de indias y más). Se trata de una clase específica de zoofobia (miedo a los animales). El miedo puede ser detonado incluso al ver una foto de estos animales o una imagen en televisión.

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LA TRANSFORMACIÓN https://revistabarranco.com/always-the-same-impassible-member-of-the-reform-club/ Tue, 17 Aug 2010 07:55:26 +0000 http://wpdemo.themnific.com/01/?p=479 Por: Santiago Michelena Foto: Gabriel González

El Teatro Drag es una expresión artística de transformación. Registros o antecedentes existen en todas las culturas del mundo. En Quito Daniel Moreno es uno de los referentes de este género y el Teatro Dionisios el espacio donde actores y actrices liberan seres que desconocen.

La sala estaba completa, y los espectadores acomodados en sillas y bancos. La obra Divas estaba por comenzar, ya había sonado el tercer campanazo y las luces se habían apagado lentamente. En tanto, la máquina de humo empezó a realizar su trabajo programado, los telones rojos se abrieron y ahí estaba uno de los actores, limpiaba con un plumero la carpa de su circo.

Mientras tarareaba, giró despacio sobre su pie izquierdo hasta quedar frente a frente con el público. Un detalle llamaba la atención. El maquillaje de su rostro se dividía en dos, el lado izquierdo de su cara estaba adornado como el de una mujer y el derecho como el de un hombre.

Baldomero-baldorín Baldomero-bailarín interpretaba un monólogo cuando de pronto Félix ingresó a la obra, por un costado del escenario mezclándose con el sorprendido público. Las manos, la espalda y la garganta delataban la condición masculina de Félix, pero su andar y forma de gesticular eran de una mujer hecha y derecha. 

“El Teatro Drag es una expresión artística donde el actor o actriz explora su lado opuesto. El hombre personifica a la mujer y la mujer interpreta al hombre. Es una transformación absoluta”, explica el director y actor de Teatro Drag, Daniel Moreno, antes de que empiece Divas.

Este género teatral tiene generaciones de generaciones de historia. Existen antecedentes en la dinastía china, donde muchos personajes hombres actuaban en roles femeninos. En Grecia, los varones utilizaban máscaras de mujeres para interpretar el lado femenino. Finalmente y el más cercano registro es en Europa, en 1920, cuando el Drag se establece como una temática transformista que a la vez parodia a las monarquías y el entorno social europeo.

Félix era un personaje impactante. Tenía rasgos físicos masculinos, cejas pobladas, poses femeninas y un vestuario estruendoso. Falda y brazier amarillos, pestañas largas como las de un camello, su rostro pintado de blanco, los labios rojos, sombras de ojos fucsia y plataformas celestes de 10 centímetros.

El maquillaje que usa un actor de Teatro Drag tiene características de diversas culturas del mundo. Según indica Daniel, “la forma de labios de corazón y lunar en la mejilla es de estilo francés, la sombra de los ojos es totalmente asiática y las cejas y parte superior del párpado es hindú”. Sin embargo, el maquillaje siempre dependerá del tipo de obra y género, que puede ser Drag Queen, Drag King, Drag Animal, Drag Fashion y Drag Monster.

Daniel tiene el cabello largo y ha escrito alrededor de 40 obras de Teatro Drag. Con Manuel Acosta, su pareja, llevan 13 años de relación y 12 de administrar y trabajar en el Teatro Dionisios. De hecho son los fundadores y pioneros de la movida Drag en Quito. “Para ver este tipo de teatro hay que tener la mente amplia y el corazón amable.Aquí tratamos de transmitir al público una nueva experiencia emotiva y sensorial donde la sexualidad no tiene nada que ver. Al punto que el 80 por ciento de nuestros clientes son heterosexuales”, revela Manuel. Dionisios fue el dios del vino y patrono de las artes escénicas en la antigua Grecia. Dionisios antes de ser un espacio teatral, era un edificio de tres departamentos de vivienda que fue modificado por Manuel y Daniel. Y la decoración, luces, trajes, maquillaje y vestuario también pasaron por sus manos. 

“La primera obra que se escribió en este teatro fue por una corona, que es una obra educativa donde diferenciamos entre el show travesti y el Drag Queen. El travesti se viste como mujer por placer”, aclara Daniel. Los primeros shows en este espacio fueron revistas musicales con un show por semana, ahora tienen dos.

Otra característica del Teatro Drag y particularidad del Dionisios es que se rompe con la cuarta pared escénica, la que simbólicamente separa a los actores del público. “En este género hay mucha interacción con los espectadores. El personaje tiene que improvisar mucho, de ahí que el Teatro Drag tiene raíces de mimo, clown, humor negro (bufón), canto, entre otros”, detalla Daniel.

Este género a Daniel le ha permitido descubrir una parte de sí, pues: “El Drag es un transformista que refleja un drama humano, un personaje andrógeno que no tiene sexualidad y acepta a los seres”. Y también explotar su creatividad: “todos los arreglos, vitrales, vestuarios, peinados y maquillajes son creación de Daniel”, reconoce su pareja y añade: “Todos los materiales son reciclados ya que aquí son muy caros. Un lindo traje como los que confecciona puede llegar a costar 1000 dólares”.

Los 13 años de trayectoria y la perseverancia con la que ha trabajado Daniel han convertido al Teatro Drag en tema de estudio, ya que en el país no hay directores y el único referente es él.

Divas ha terminado. Drama, comedia, musicales y exageraciones han caracterizado a esta obra. Los espectadores se han levantado de sus sillas y entre los primerizos hay miradas cómplices. Una vez más, sin cuarta pared de por medio, los actores han sorprendido al público al saludarlos uno a uno. El maquillaje, el vestuario, el contraste de la masculinidad ha hecho de estos personajes unos transformistas impactantes.

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